NUNCA DIGAS HUBIERA A LO QUE NO HICISTE EN EL PASADO, EL HUBIERA NO EXISTE Y LAS COSAS PASAN POR ALGO

domingo, 7 de mayo de 2017

Mi miedo al mañana


Que fácil era cuando te tenía todo el dia,

que de 24 horas estuvieras conmigo 18 o más, 

las tardes las compartíamos, los atardeceres desde la ventana
un café de despedida, un beso para pasar la noche,
y a la mañana siguiente temprano un desayuno juntos,
estabamos lejos solo para dormir, aunque yo en mis sueños te veía,
entre deberes y tareas, siempre teníamos un momento para regalarnos un beso
para hacerte cosquillas, para recargarme en tu hombro,
hacer los planes de mañana, de qué comer, a dónde ir,
con quién nos veríamos la siguiente ocasión, 
riendonos de lo que pasaba frente a nosotros,
compartiendo minutos, segundos, momentos,
te miraba desde el borde de mi monitor, mientras escribías,
me mirabas desde el otro lado de la biblioteca mientras discutía,
te escribía algún mensaje tonto mientras trabajabas,
pensabas en la canción perfecta para llegar a casa y aprenderla.
Era magnífica nuestra vida, tuvimos momentos emocionantes,
en mi cabeza giraba la idea de cómo sería vivir juntos,
solo los fines de semana la pasabamos lejos, 
pero ni duraban mucho, era más sencillo soplar una hoja en la ventizca de otoño
que esperar a que volvieras despues de un fin de semana en tu casa,
cuando nuestra vida era simple, preocupados por cosas sin importancia,
más que el bienestar del otro, el nuevo lugar qué conocer mañana.
Pero esos días llegaron a su fin, el momento que no quería enfrentar,
tenerte lejos más del tiempo que ya estaba acostumbrada,
pasando de planear un día tras otro a solo pensar en unas pocas horas, 
dandote el beso mas largo y dulce ante una amarga y corta despedida,
pensando en cómo sobrevivir día tras día encerrada con la soledad,
sobrellevando la carga pesada de tu ausencia,
mi corazón estaba acostumbrado a verte todos los días,
y tener que educarlo a solo mirarte pocos minutos y a consolarse con tu voz,
ambos con asuntos por terminar, con labores por hacer, 
cada uno amarrado a su manera, enjaulado.
Ahora que no estás, los días son tristes, son oscuros,
mi corazón ya dejó de extrañarte porque le duele más que ignorar,
estoy aprendiendo a sobrevivir con los recuerdos que hicimos juntos,
tengo que oir una y otra vez tus mensajes de voz abrazando una almohada
imaginando que me los dices en el momento,
y cuando vienes a verme, atesoro cada segundo, trato de hacerte reir,
de que disfrutes mi compañia, le digo al corazón que despierte de su letargado sueño,
te observo, te guardo en mi memoria, porque sé que en cualquier momento
desapareceras, te esfumarás como el aroma de las rosas del jardín,
te beso antes de perder el rastro de tu boca por mucho tiempo,
te abrazo sabiendo que ese momento es real y no uno de tantos sueños
donde despierto llorando por la maldita realidad.
Cómo era la vida antes, cómo será la vida mañana,
no lo sé, no quiero saberlo,
llegué al momento de la vida donde no te veo con frecuencia,
tal vez mañana sea igual o peor,
tal vez mañana en verdad desaparescas, te evapores de mi mundo,
o yo me desvanezca del mismo, 
tal vez mañana no te vea, 
qué fácil era la vida, cuando te veía todos los días...

Un momento de nostalgia...

Recuerdas esos bellos días de tu niñez
donde salir a la calle era una aventura
y montar la bicicleta una carrera para ganar,
cuando la inocencia desbordaba tus ojos
y todo lo que veias te parecía magia y maravilla,
nada importaba más que ser feliz y disfrutar,

sin preocupaciones y soñando en hacer mucho más.
Tomar un refresco de sabor nuevo en la tienda,
una bolsa de botana con mucha salsa,
aunque mamá se enojará porque comer mal,

comprar todos los dulces posibles con la señora de la esquina
y compartir con tus amigos un pedazo de paleta a medio masticar.
Esos grandiosos momentos donde no te dolía caer al suelo
la tierra era cama, el lodo era masa, las plantas adornos.
En mi niñez siempre pensé : "cuando sea grande..."
para mi pequeña yo era fantástico convivir con gente mayor
verlos ir y venir a donde querían, que me compraran lo que pedía
viajar con ellos viéndolos conducir, 
observando como se desenvolvían en el mundo de los adultos,
y pensaba "algún día seré yo la que esté ahí".
Ahora que soy "mayor", quisiera tomar a la pequeña niña asustada que fui,
sujetarla entre mis brazos cuando necesitó un abrazo,
sacarla a pasear cuando se sentía más sola,
consolarla mientras lloraba en su cama pensando que papá no iba a regresar, 
calmarla cuando se enojaba al oir a sus papás pelear,
decirle "todo estará bien, yo estoy aquí"
"nada te va a pasar, se fuerte"
"si vas a llorar, llora, si vas a gritar, grita, no se quedes callada".
De pequeña llegué a pensar "yo jamás seré así de grande"
"yo nunca haré eso", "yo seré alguien diferente",
ahora me veo al espejo y digo "he decepcionado a mi mini yo",
"no cumplí mis sueños de niña, no hice lo que quería".
Odio cuando la gente me dice que me veo más joven,
soy adulta, he pasado por cosas horribles,
me hacen sentir inmadura, me hacen ver como niña,
tal vez aun tengo la oportunidad de hacer lo que mi mini yo quería,
aun puedo cumplirlo, aun puedo hacerlo,
montar la bicicleta en la montaña, viajar a Disneylandia,
tener la mejor cada de muñecas del mundo,
cambiar al mundo para hacerlo mejor,
hacer lo que quiera cuando quiera donde quiera,
simplemente: "ser una niña grande".


Entradas populares